EXCELENCIA
Hace unos años, en un evento del club Iztaccihuatl, escuché un discurso por Luis Cano acerca de cómo los Toastmasters aprendemos a dar. Luis nos comentaba que damos discursos, damos evaluaciones, damos tiempo y poco a poco nos convertimos en personas que dan. Para mi la clave a la excelencia de un club reside ahí; en su nivel de generosidad.
La generosidad es la actitud ganadora que permea a un club de excelencia. Un club donde los socios son generosos en sus palabras, en sus actitudes y en sus acciones.
Cuando un club es generoso en sus palabras, sus discursos son edificadores; buscan instruir, promover el bien, construir en vez de oponer, destruir o confundir. Sus evaluaciones se centran en promover la mejora y no en señalar los errores. En un club de excelencia la generosidad en las palabras es palpable.
Cuando un club es generoso en su actitud, los socios participan activamente. Están dispuestos a tomar los puestos y desempeñarlos al máximo de sus habilidades. El compañerismo generoso se siente y se ve en la actitud de cada socio hacia sus compañeros. En un club de excelencia la actitud generosa, positiva se respira. Cuando un club es generoso en sus acciones, los mentores abundan y la participación en eventos (capacitaciones, concursos, conferencias) es cotidiana. Las sesiones son planeadas con anterioridad, inclusive con juntas previas por los equipos. Los socios son generosos con su tiempo y están dispuestos a dar el extra requerido para el beneficio común. En un club de excelencia las acciones generosas son la norma. En los clubes generosos, invariablemente los socios reciben más de sus compañeros de lo que dan y por ende se benefician más y esto crea un círculo vicioso de excelencia. Para mi, la generosidad es el antídoto a la escasez y ahí reside la excelencia. Un abrazo a todos.